León Cartagena

Monterrey: Universidad Autónoma de Nuevo León

ISBN: 978-607-27-1908-8

72 pp.

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Bien sabido es que la evolución no ha podido arrebatar a los gatos su calidad silvestre; son, en esencia, animales salvajes que viven en nuestras casas, y si acaso pueden tratarse como domésticos lo son en tanto que son ellos quienes nos domestican a nosotros. De la estirpe del tigre lizaldiano, los “gatos del hambre” se pasean por este libro “como un turista por un mapa”. De paso sigiloso, sólo es posible advertir su presencia “opacando nuestro reflejo en la vidriera de algún restaurante”; y al igual que esos felinos que ronronean en nuestras casas, habitan y poseen a quien escribe, y en consecuencia a quien lee.
Con una poesía poderosa, nacida pura de la entraña, pero atemperada por la ternura cocida a fuego lento en las cocinas de la infancia, en este libro León Cartagena plantea una dualidad primaria: en todo hombre solo habita una bestia, un hambre de animal que no cesa. “Uno aprende a conocerse bien / cuando se pasa mucho tiempo hablándose hacia adentro”. La soledad es un ayuno que hace arder las vísceras: “Es la mujer que falta, el hueco al lado del colchón, / […] El hambre es la nación de los poetas, / que van y vienen por la vida, incompletos”. (Francisco Alcaraz)