Millenial (2022)
Carlos Treviño
Monterrey: Universidad Autónoma de Nuevo León
ISBN: 978-607-27-1684-1
140 pp.
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Signo de los tiempos: ya no hay héroes. Acaso jamás los hubo. Nos queda el desasosiego: esa sensación táctil, casi olfativa, casi animal, de saberse acorralados sin posibilidad de escape. O será que el escape no puede ser más que interior. Huir al interior de uno mismo. Pertrecharse en una habitación sin puertas ni ventanas, sofocante, mal iluminada desde la pantalla gris de una lámpara mugrienta. Una habitación decorada –es un decir– con cuadros de flores y almanaques de santos y perritos. Lo que queda del naufragio, nada menos.
¿Cuál naufragio? El de uno mismo, claro, el arduo naufragio que uno mismo se construye con los materiales de una vida. Pero también el naufragio de una época, la época de las certezas, la de las verdades últimas, arrojada por las olas contra los acantilados. ¿Dijimos “desasosiego”? Entonces tenemos que hablar de la poética del desasosiego y de los poemas que alguien se ha empeñado en escribir desde esa habitación clausurada, de los poemas cuyo tema es el naufragio de uno mismo y de los otros. Tenemos que hablar de Carlos Treviño Sierra y del desasosiego que se respira en sus poemas. A los grandes objetos líricos, a las búsquedas mayores, Treviño Sierra opone las mucho más frecuentes y no menos visibles búsquedas menores: monedas en el bolsillo, el cuerpo de alguien más para compartir la culpa y el deseo, un algo que beber y algo parecido a un techo bajo el cual dormir.
El poeta que es Treviño Sierra no bajó del Sinaí. Es, por el contrario, el camarada sin nombre que te arroja una cuerda y, una vez a bordo del bote salvavidas, parte en dos su único cigarro y te convida una mitad. Es el cómplice que siempre estuvo ahí, el que te cuenta su vida como quien suelta un lastre, sólo para que descubras que su historia es idéntica a la tuya, y que es tu propia imagen quien te habla desde el fondo del espejo. (Renato Tinajero)