José Manuel Prieto González

Saúl Arturo Arias Hernández

CDMX: Universidad Autónoma de Nuevo León

ISBN: 978-607-27-1598-1

198 pp.

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Desde su aparición a inicios del presente siglo –2005 en el caso de Nuevo León–, los Centros Comunitarios (CC) han pretendido dar respuesta a diversas problemáticas sociales, siendo la violencia (intrafamiliar, de género, de pandillerismo o de otro tipo) una de las más recurrentes. Sin embargo, a menudo se trata de atajar el problema cuando éste ya se ha desbordado, fallando así en términos de prevención, o se pierde de vista que es la violencia invisible (estructural y cultural) la que espolea la violencia directa. El tradicional conservadurismo político, social y cultural neoleonés y la ideología neoliberal que hoy lo respalda han entorpecido la consecución de mayores logros a este respecto.
Roberto Núñez, cofundador del despacho Covachita (hoy Núñez + Zapata), considera que el principal objetivo de los CC debería ser algo muy simple, que la gente se reúna y conviva: “¡vamos a juntarnos, carajo!”, dice –enfático– el arquitecto. Es decir, “un espacio simplemente para estar; partes de ahí y de ahí se construye luego todo lo demás”. Entrevistado para esta investigación, asegura que, entonces, un CC “podría ser la sombra de un árbol, porque ahí nos podemos juntar”.